miércoles, 20 de junio de 2007

MAÑANA ES EL DÍA PERFECTO







MIND OF MUTILATION

Como el pómulo herido que cegó el horizonte
nadé en el Caribe y me hablaron los peces
y nadie supo decir dónde perdí mi mente
Desapareciste en el agua
y esta vez no fue un truco
¿Dónde me fui
mientras te ahogabas?
¿Dónde miré antes de estrellarme?
La luz de Manhattan ya no es la misma
y mi chaqueta ha perdido el lustre del día del estreno
Cuando explotó mi cabeza sólo pude preguntar
dónde dejé mi mente
La dejé nadando en el Caribe
junto a un pez de plata que me abrazaba y brindaba
por encontrar un tesoro
Puedo seguir aquí o perderme en las calles
dar más vueltas o huir sin ni siquiera moverme
No sé dónde dejé mi mente
pero creo que la vi nadar mar adentro
sin llegar al horizonte.

Con los pies en el aire y la cabeza en el suelo
me dejé caer sin saber dónde se fue mi vida
La vi bañarse en el agua verde y malva del Caribe
saltando al mar desde las rocas
ajena y nueva
seduciendo a los erizos.

Me pregunté dónde había estado
y el mar me dijo que sólo tenía que seguir nadando
Y en las olas mutilarme





LA DIGNIDAD DEL ABRIGO

Me compré un gran abrigo, decidido a que mi abrigo, más que abrigar me anunciase. Me compré aquel abrigo y lo fui rellenando de mis miedos, mis ausencias. Cuando tenía que acudir a algún encuentro comprometido solía enviar a mi abrigo, y yo me quedaba en casa, temblando. En pocos meses mi abrigo se hizo un hueco entre los hombres. No tardó mucho ese abrigo en borrar mi voz, poco más en sepultarme.

Una noche el abrigo llegó a casa sucio y borracho. Aporreó la puerta y gritó pespuntes impronunciables. Yo escuchaba sus insultos y, sin embargo, sentía mucha pena. Era un abrigo tan grande que apenas pude arrastrarlo desde la puerta. Sequé sus mangas y, como pude, puse un toque de orgullo en sus solapas, retiré un botón herido. Limpié sus bajos llenos de escarcha.

El abrigo temblaba ahora como yo temblé aquella vez. El abrigo lloró y sus ojales.

Sus ojales derramaron algunos hilos muy tristes.

Dejé al abrigo abrigado por la paz de cuatro mantas. Parecía dormido pero lo vi sonreír antes de apagar la luz.





MEDIA HORA

Porque el tiempo se parte
como las sandías





CARS & ELEPHANTS

A veces, mientras sueño, alguien quiere escucharme.
El mejor de los decorados de mi juventud fue un cementerio
en blanco y negro.
Como los coches, como los elefantes de África,
busco el hueco que me conceda dormir.
Del nido al nicho, es el viaje.

Y eso es todo.

Mi aliento es amargo y frío, como el mármol
o la espera.

Puedo llegar a creer que cada uno de mis errores
fue útil para allanar el camino. Pero es más fácil,
mucho más fácil,
comprender que el camino nunca quiso
ni supo
llevarme a ningún lado.

Como los coches de Dakar, como los elefantes,
busco la meta que alivie mi esfuerzo.
Y no hay día que el sol no ciegue mis ojos
ni noches sin vientos
cargados de amor y esperanza.

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